Como dicen el refrán, no todos los días son santos. El miércoles amaneció con mucho viento en la isla, el sur estaba fatal y pensé que en el norte podría estar bueno. A si como me iba acercando al norte me seguía temiendo lo peor, y a si fue toda la isla estaba tocada de viento, lo que por primera vez en cinco días, iba ser el primer día sin olas.
La saca estaba llena asíque tampoco me importaba demasiado, era hora de conocer a fondo la isla, y tenia curiosidad por mirar el interior.
Pueblos como Tejeda dejan a uno impresionado, la calma del lugar, el entorno y su belleza hace que te olvide de que no hay olas, las carreteras son algo estrechillas pero recorres lugares increíbles por las entrañas de la isla.
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